se dormía a chorros.
Helia miraba como la galleta se deshacía en la leche caliente de su enorme tazón blanco. Su padre tiene un gran boca y le gusta tener grandes tazones
.
Se vistió primero un pantalón y su camiseta prefer
ida y después se puso su colgante de la suerte que siempre lo llevaba. Miro su reloj de semillas y vio que era tarde por eso se apresuró. En la casa había un olor raro como a podrido entró en la cocina y vio a su madre cocinando un repollo con
almendras. Helia dio una arcada para ella sin dar ruido su madre la saludó dándola un beso, los labios de su madre estaban agrietados y sucios. Abrió la puerta de la calle un viento fresco despejó su cara. Caminó entre las hojas rojas de los arboles. Los conejos salian a desayunar y podía notar el olor al rocío mañanero. En el camino se encontró a Jion su amigo, Jion estaba enfermo frecuentemente por eso le veía poco. En la escuela todo el mundo entraba cantando y bailando, en la clase el olor a café le recordó que a su derecha se encontraba la señorita Aneli. Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario