domingo, 17 de diciembre de 2017

Yeibib y el pequeño sapo

Corría el arroyo como cada mañana, pero este día lo hacía con un sonido diferente y era por el frío. Hacía mucho frío. Yeibib salió bien abrigado dispuesto a dar un paseo, cuando se encontró al lado del arroyo un pequeño sapo que lo llamaba. Yeibib intento ver que le pasaba, al parecer se había perdido y no encontraba su familia, o al menos es lo que entendió de aquel pequeño sapito. Yeibib lo cogió y lo puso en su zurrón, caminando entre ramas y hojas secas de una mañana de Domingo de niebla. Se dirigieron hacia el final del arroyo viejo donde la mayoría de sapos viven y tienen su aldea. Pero justo a mitad de camino un gran rama caída por la noche anterior a causa del viento impedía el paso. Por suerte había un pequeño elfo anciano que increíblemente quitó la rama de un soplo, Yeibib no daba crédito. Definitivamente el físico no decía la verdad nunca. Como recompensa le dió unos frutos recién recogidos de su zurrón. Yeibib y el sapito en el zurrón continuaron su camino hasta llegar al final del arroyo, donde los demás sapos lo recibieron. El pequeño sapo estaba muy contento de volver a su hogar y estar rodeado de los suyos, a Yeibib lo invitaron a pasar el domingo comiendo algas y néctares del arroyo. Yeibib estaba encantado de probar nuevos sabores y sobretodo ayudar a quienes lo necesitan.
Álvaro Ruiz.

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